Oca

Estoy dentro de un tablero del juego de la oca. Excepto ganar la partida me puede pasar de todo; saltar de oca a oca, caerme al pozo, o cruzar un puente sin caerme. Mi pronóstico es que seguiré unas tiradas más en el laberinto. Casillas relacionadas con el amor no hay en este juego.
El colmo de la cortesía: llevar un perro con un bozal en el Lavapiés
El colmo de la insoportabilidad: que aparezca en tu coche, sin previo aviso, una canción de Mikel Erentxum.
El colmo de la decencia: Mª Teresa Fernández de la Vega.
El colmo de las miserias humanas (donde no sé si quiero seguir bueceando): Faces, de Cassavettes.
El colmo del amor: esa pareja de dulces marcianos, que pululan por su terraza transportando objetos y pensando en la creación de adminículos, entre brisas, sonrisas y exclamaciones; entre perolas de legumbres varias; grandes recibimientos y bellas despedidas que convierten todo lo que tocan en absolutamente excepcional.