martes, junio 28, 2011

las pérdidas de los viajes

En los viajes buenos también se quedan cosas por el camino. Mi chándal y yo hemos caminado juntos durante diez años. Ha estado en momentos íntimos, casi siempre buenos y ha llegado su hora, de puro uso. Se ha dejado su piel en sus caricias a la mía. Descanse en paz.
Los palacios de Jane Austen, las intrigas y los conflictos de clase alta también los dejé en el cabo de Gata, juntos a los príncipes de Dostoieski y los absurdos de las clases en decadencia. Ahí se quedaron; volveré a anagrama a las cosas de mi siglo.
Y también se quedó el propio espacio. San José es un contenedr de esperiencias buenas en mi vida y un espacio cruzado por las comarcales más bonitas del mundo. Pero es desierto también en belleza humana y calor. También ha llegado el tiempo de dosificarnos el uno al otro. Es la hora de Cádiz, ciudad portuaria y cuerpos bellos guisados en su propia salsa.

miércoles, junio 22, 2011

Cala higuera



En Cala Higuera vi a Leonard Cohen haciendo señales a unos barcos que, debajo del horizonte, parpadeaban at the end of love.

Nina Simone se protegía con aután y a mí no me miraba nadie.

Sólo los ravioli eran blancos.

miércoles, junio 08, 2011

Te he dejado unas rosas en la ventana.

Henry James

La obra de James se caracteriza por su ritmo lento y la descripción sutil de los personajes, más que por los incidentes dramáticos o los argumentos complicados. Sus libros principales, modelos de la novela objetiva psicológica, tratan del mundo ocioso y afectado que conoció de cerca mientras vivió en Europa (wikipedia).

Estaba pensando lo que me gusta Henry James cuando me di cuenta que Otra vuelta de tuerca me estaba aburriendo. La he abandonado sin contemplaciones.


Después me he comido ocho escalopines. Sin sentarme. Los sacaba de la sartén y me los comía. Los prefiero fríos de la nevera pero no les he dado tiempo. Ayer me comí doce albóndigas.

Todo me resulta más facil cuando pienso que la vida no es para tanto.

domingo, junio 05, 2011

Un domingo nuevo

En la Gran Vía las parejas dan besos al domingo y se cogen de la mano de la nada y consumen en las franquicias y algunos, muy pocos, acaban en los cines Princesa con un poco de retraso, un cubo de palomitas y deseos incandescentes a la luz de la pantalla. A la vuelta, se pasea tra vez la calle empinada relamiendose de la película y fumando, como si de fondo sonase un nocturno de Chopin y al día siguiente esperase un día duro de oficina. Vayas con quien vayas, por la Gran Vía siempre se pasea solo, acompañado por ella y por recuerdos de años de soledades elegidas u obligadas.

Rafa Nadal y Federer mantienen una tórrida historia de amor y se miran de reojo vergonzosos como dos chicos de pueblo que nadan en un río y no se atreven a poner nombre a sus sentimientos. Rafa Nadal y Federer, cuando se miran, me hacen llorar incluso en los días en los que no tengo resaca.

Un señor que escribe en el País has señalado los cinco escritores en inglés más relevantes del momento. Dice que son Coetzee, de Lillo, McCarthy, Pynchon y Roth. Están vivos vivos.

sábado, junio 04, 2011

Festival

Esa danzarina está desnuda y blanca de tanto espejo. Nunca se debió hacer aquel tatuaje.
Por la calle Arenal camina una mujer de negro con violonchelo. Lleva en la mirada la tristeza de tanto ensayo no correspondido.
Al tercer vino blanco, verdejo y ácido, caigo en una trampa hecha con madera de boj y no sé cómo termino colgando de una árbol desde donde veo exploradores británicos con cascos ovalados y a Tarzán, que viaja de liana en liana.
Paso el día amarrando y desamarrando las cosas.